La tecnología avanza con pasos de gigantes. Sólo hay que visitar las ferias tecnológicas para comprobar que, tras varios años monopolizados por los ordenadores, se ha convertido en un aparador de nuevas genialidades que nos sorprenden con inventos y soluciones a nuestros problemas cotidianos: la telefonía móvil, el Internet de las cosas (IoT), la realidad virtual, los servicios en la nube, el Big Data aplicado a prácticamente cualquier ámbito de nuestro día a día.
Durante años, dos perfiles han destacado en el sector de la tecnología y la innovación: el diseñador y el programador. Dos perfiles muy diferenciados, cada uno con su parte de responsabilidad en un proyecto y en ocasiones enfrentados por incompatibilidades entre los objetivos de unos y otros.
Por un lado, el diseño: diseñadores gráficos, diseñadores web, directores de arte, diseñadores multimedia. Distintos nombres y perfiles con un mismo objetivo, dar forma al producto que tenían que crear para que fuera atractivo, útil y funcional.
Y en paralelo, la programación: desarrolladores web, programadores, ingenieros de software… Su propósito, crear desde cero un producto tecnológico que cumpla su propósito de la manera más eficiente posible y con las mejores prestaciones.
Pero sin duda tienes que tener en claro, que si quieres ser un profesional demandado en la rama de informática tienes que ser muy versátil. Ya que las empresas actuales ya no necesitan diseñadores o programadores puros. El concepto de interdisciplinariedad está más de moda que nunca, pues proyectos complejos requieren de perfiles complejos.